Día 11

Hoy no toca bici. ¿¿Pero de verdad, esto es real?? Efectivamente, parece mentira, pero es así. El día después de la llegada. Nada de coger la bici con prisa que la próxima subida ya está esperando.
Me despierto en Gernika, el despertador ha sonado a las 7:40, ¿pero otra vez? Ay claro, el coche está aparcado en la zona de O.T.A. justo a la vuelta de la esquina del hotel, y a las 8 lo tengo que mover a un aparcamiento un poco más lejos pero en cambio es gratuito.

Tengo tiempo de sobra, Christina y Elle están durmiendo todavía, y como tengo la orden estricta de no despertar a Elle, me voy a pasear un rato por la ciudad. Continuamente se me vienen imágenes de nuestra marcha en bici a la cabeza, como cortes de una película muda. Parecen surrealistas pero son agradables. Ah, aquí hay una cafetería abierta. Entonces... Cuando me quiero marchar de ahí el cielo abre de repente sus compuertas y vuelvo a entrar: “otro café con leche, por favor”. Que le voy a hacer, pues. Aunque todo esto está muy bien, me siento un poco perdido, no hay bici hoy, no hay otra etapa,  … una sensación realmente rara.
Aunque todo ha sido muy bonito, hoy he disfrutado haciendo un descanso. La marcha ha sido dos cosas a la vez – increiblemente fácil, de alguna manera todo pasó muy rápido, y increíblemente difícil, las horas en la lluvia, a pleno sol, en las docenas de montañas y cientos de pequeñas subidas … ¿Qué es lo que destaca en mi memoria personal? Curiosamente no tiene que ver con andar en bicicleta en sí, sino es la amistad que en sólo 10 días se ha ido construyendo con los 4 vascos. Lo que más deseo después de esta marcha, es que algún día lo volvamos a hacer. Además pronto. “On va pas laisser ça comme ça.” (esto no puede acabar aquí)

Saludos, Jan Kritter